Hoy doce campanadas desespero,
sin perder, por supuesto, la esperanza
porque fresca mantengo la confianza
de no quedarme nunca sin dinero.
En superarme pongo gran esmero
por más que sienta a veces añoranza
cuando ya mi esqueleto mal avanza
sorteando los baches del sendero.
El tiempo quiera que los Reyes Magos
a todos ricos alicientes traigan
para pasar el año sin problemas,
pudiendo sufragar a sí los pagos,
no porque los banqueros se distraigan,
sino porque se cubran los esquemas.
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