Un retoque de lisura en tu caminar; en tu mirar;
en tus manos que recorren los silencios de mis palabras,
cuando puedo verte, aun estando dormido,
veo el ángel más bello del mundo,
casi irreal e inhumano, casi mágico e inevitable,
casi histórico y mitológico; penumbras, que retienen
la luz del día; sin embargo, tu sola presencia hace
la luz suficiente para poder vivir eternamente.

Un sencillo sonido; tu respiración; el latir de tu corazón;
de tu alma que alimenta sueños de ensueño,
cuando puedo sentirte no requiero mis sentidos,
solo el pulsó de saber que aún estoy vivo,
aunque caiga y surque; aunque viva o muera;
aunque respire o asfixie; luces destilan el cielo
buscando un suelo en el cual formar nuevas
vidas, en lo inexpugnable de lo inerte y de lo vivo.

Un suave sonido escucha mi alma; mi ser;
mi memoria, en tus ojos hago el viaje más largo
del universo, para entrar en tu fe y rezar
junto a tus dioses, casi alegre y triste; casi dominado
y esclavo; casi inteligente y torpe, el mundo lo creas
tú de la nada, moldeando los sonidos en formas, que
reacomodan la mente y remplaza pensamientos para
dejar la huella de tu existencia.

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