SONETO.-
La fama pierde a sabios y prudentes
si al traste dan sus buenas intenciones,
quien sabe si esperando adulaciones
al mismísimo Dios sacan los dientes.
Pues de sus cábalas no son conscientes,
si queriendo ganar con sus sermones
pasta, se les complican los marrones
y del diablo se ven como sirvientes.
Que haberlos háyloss sabios y tramposos
que al peso venden bien su mercancía
en bibliotecas, kioscos y teatros,
cuando saben que siendo poderosos
pueden manipular la sinfonía
al vuelo pertinaz de los albatros.-
|