Como norma muy sagrada
jamás me aventuro solo,
porque compartir me agrada
y así yo siempre me enrolo.
Como norma muy sagrada
yo respeto las alturas,
pues sería una pasada
subir haciendo locuras.
Así es como en la montaña
jamás me aventuro solo
y ya mi razón se apaña
cuando mis pies no controlo.
Si acaso mi ego se enfada
al sótano lo condeno,
porque compartir me agrada
sin poder quedarme ajeno.
Pues prefiero la prudencia,
cuidando siempre que Eolo
no me rompa la paciencia,
y así yo siempre me enrolo.
|