Soneto.-*
Nunca puedo objetar pudor al sueño
porque de apuros su placer me saca,
fácil aguanto a solas su matraca
dejándome un riñón en el empeño.
Igual me puedo aún sentir pequeño
y levantarme alegre con resaca,
tendido a la bartola en una hamaca
de la que gracias doy no tenga dueño.
Pues porque en cantidad de circunstancias
me asusta verme libre de problemas,
y tomando mis propias decisiones
no sepa disfrutar de las fragancias,
que a menudo desprenden los poemas
compuestos con muy buenas intenciones.
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