SONETO.- GLOSANDO A Salvador Rueda Santos
El mar, con un abrazo tembloroso
acoge al navegante con prudencia,
que muy bravo e intrépido en su esencia
verlo es una delicia ya en reposo.
Quiero pensar que del azul celoso
la mar igual se muestra con violencia,
y lo digo quizás por la experiencia
del marino que escribe tan juicioso.
Será que navegar resulta hermoso
si se mira con arte y a conciencia,
que siendo con el medio respetuoso
a faenar se sale con frecuencia,
cuanto más si mostrándose furioso
imposible prever la consecuencia.-
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