Soneto.-
Me revuelco entre sombras doloridas
de un ayer convertido hoy en presente,
ya lo sé que resulta deprimente
pero tapar no puedo sus heridas.
Quién diría si adrede relamidas
su escozor no abandona ya mi mente,
ni siquiera tirándome de un puente
lleno de las ideas más suicidas.
Porque olvidar los palos recibidos,
por más que lo practique, no resulta,
cuando en el ego manchas siempre quedan,
tanto que a mis anhelos prohibidos
los llamo por las fuerzas a consulta
cuando en broncas ilícitas se enredan.-
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