Soneto.-
No he de quejarme adrede y sin objeto
porque deduzca voces lastimeras,
si el alma no administra sus esperas
no habrá quien le presente su respeto.
Y a veces me controlo desinquieto
poniendo de remojo las salmueras,
pues sin más cuento marchas donde fueras
siempre dispuesta a complacer tu reto.
Y es que estando a tus pies sin cortapisas
con orgullo en tu pecho me retienes,
aunque haciendo de tripas corazones
bien a gusto recortas mis pesquisas,
sin que jamás ni por pudor te frenes
a darle vía libre a tus pasiones.
|