Mi niño exterior
De niño ya apretaba mis tobillos
y respiraba caca por los codos,
y aunque cargar cargara con ladrillos,
pan podría no haber de todos modos.
Porque cruel resultaba la pobreza,
y siendo muy escasa la cultura
lejos se presentaba la riqueza,
que aliviarme pudiera la amargura.
Y porque tanta rabia contenida
me despertaba del temido sueño,
me busqué sin demora una salida
que a la porra no diera con mi empeño.
Así salí rebelde hacia adelante
sin convertirme, digo, en maleante.
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