Soneto Cautivo.-
No quiero que te humilles
para yo venerarte más que al sueño,
porque ya ponga mi mayor empeño
en que en ningún renuncio sin motivo me pilles.
Pues mucho ya agradezco que en tu soledad brilles,
aunque sea el obstáculo pequeño
del cual si fueras por placer su dueño,
puede que te encasquilles.
Porque si por amores yo muriera
igual desearía que los dioses te acusen
haciéndote pagar las culpas todas,
sin tiempo suficiente para cambiar de acera
donde pudiese ser que de ti abusen
quienes como yo piensen que fácil te acomodas.
|