COMO LAS MÁQUINAS NO TIENEN SUEÑOS
Como las máquinas no tienen sueños,
así habrán de pensar los dromedarios
que los pobres dependan de sus dueños
sin cuestionar jamás sus calendarios.
Y aún menos que aumenten los calvarios
de acuerdo con el coste de la vida,
que alimento no queda en los armarios
y al paso no se ve mejor salida.
Que si la estancia fuera divertida
en esta tierra no cabemos todos,
y sin vuelta pagada está la ida
allá donde se ofrecen acomodos,
allá donde si existen privilegios
cometer no nos dejan sacrilegios.
|