No me mires estatua desinquieta
silenciando de amor cualquier suspiro,
porque siempre que puedo, me las piro
aunque luego extravíe la chaveta.
Igual también me voy a la puñeta
y de los golpes solo me retiro,
mientras por mis garbanzos bien que miro
tratando presto, de alcanzar la meta.
Mírame generoso de reflejos
cómo no, de bondad ilimitada,
hasta el final de nuestras aventuras
porque si vuelvo a recoger tus tejos
te daré la respuesta por callada
aunque más se alimenten mis locuras.
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