SONETO.-
A menudo me quedo sin razones
y mucho más aún, sin argumentos,
cuando me viene un baladrón con cuentos
y pretende pisarme los talones.
Será que no viviendo entre algodones
mantengo a flor de piel los sentimientos,
para evitar incómodos tormentos
que a menudo fomentan los marrones.
Porque sabio no soy, a buen seguro
feliz voy disfrutando el día a día
calculando al instante mis locuras,
no fuera que por verme en un apuro
repleto me sintiera de osadía
y con mi piel pagara las facturas.-
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