El puño levantado, el de la vida,
el que marca el silencio,
el de la esperanza,
el amor y la alegría,
el que se iza cual bandera,
el que espera una señal
del soldado, del marino,
de los perros rescatistas,
de los hombres y mujeres
que luchan para escuchar un ruido,
un golpe que les dé una señal
para sacar del sepulcro de escombros
a personas atrapadas...
Con el puño levantado
alabamos al Creador
al oír voces de clamor,
de alegría, de miedo y de dolor.
Salen con vida personas y animales,
y se escuchan aplausos interminables,
acompañados de lágrimas de gozo,
porque se repiten los milagros,
vidas que se creían perdidas
salen de nuevo a la luz,
a luchar con nuevos bríos
porque se les ha brindado
otra oportunidad que deberán aprovechar.
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