Pues siendo la verdad tan simple, digo,
¿cómo habría de amarte libremente
si vestida de harpía de repente
mi caudal te llevaste contigo?
¿Cuánto esfuerzo titánico persigo
mientras en sueños rondas por mi mente,
al crear un paisaje deprimente
porque sufrir no quiera tu castigo.?
Pero agotado busco mis jugadas
al temer sin parar tus falsos cielos
que lejos de llenarme de ilusiones
me alejan de las ínfulas sagradas
que antaño protegían mis consuelos
llenando mi existir con sus razones.
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