SONETO.-
La virtud de escuchar con vehemencia
honra a quienes no van de prepotentes,
que antes de actuar aprietan los dientes
hasta que todo encaje en la conciencia.
Y es que ingrata será la indiferencia
que puedan respirar los inocentes,
si yendo por la vida de prudentes
a pagar les obligan penitencia.
Que la suerte no atrae al perro flaco
por mucho que la ansíe y la persiga
por todos los rincones de este mundo,
que siendo diana de cualquier atraco
machacarle pudiera la fatiga,
final de todo perro vagabundo.-
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