Es una verdad, total e irrefutable,
que despiertos o entre sueos,
tenemos fantasas ligeras o indescifrables
de las que somos en absoluto dueos.
Soar y fantasear no son actos separados,
ah residen nuestros deseos y expectativas,
nuestros temores y secretos guardados,
soamos por la noche y fantaseamos por el da.
En ambos casos, existe la censura,
aunque sta es ms evidente
cuando estamos conscientes, quin lo duda,
respecto a lo que se califica de inconveniente.
Fantasear no es otra cosa ms que imaginar,
es sello distintivo de la especie humana;
hay fantasas inocentes, incapaces de lastimar,
las hay perversas, capaces de daar.
Nios y adultos, todos siempre fantaseamos;
entre los primeros, todo es ms explcito,
entre los segundos, todo es ms campechano,
sea malo o bueno, feo o bonito.
Fantasas diversas en colores y sabores,
sexuales o laborales, msticas o profesionales;
fantasas placenteras o cargadas de dolores,
fantasas literarias, cultas y hasta musicales.
Es una verdad, total e irrefutable,
de ella no nos podemos apartar,
negarla es una aseveracin lamentable
y sin duda, una mentira colosal.
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