Soneto.-
Ante el amor sutil e inconsecuente
existe una razón de atrevimiento,
y digo que empujando el sentimiento
presto yo pongo a funcionar la mente.
Pero me sobra ya un por qué, decente,
para que mi recóndito contento
se comprometa con un noble intento,
mientras evite admirarte ausente.
Si me basta tu cuerpo agradecido
con sus dones de amor interminable,
para que mi cariño desdichado
se vea tan dichoso y bendecido,
que hasta podría ser muy razonable
que ciego no repare en el pasado.
|