SONETO.-
Rebelde soy de corazón remiso,
porque educado fui con sutileza
entre la austeridad y la dureza,
según me cuentan, porque Dios lo quiso.
No me volví tacaño de improviso,
y menos por exceso de riqueza,
sino que sumergido en la pobreza
con poco y nada me preparo un guiso.
Igual podría ser indiferente
si tuviera un estómago de acero
inoxidable, Dios, qué maravilla,
pero por suerte, creo, soy consciente
de no ocultar con flores mi plumero
por si las moscas un ciclón me pilla.-
|