Cuando niño la muerte no contaba,
mas hoy está a la vuelta de la esquina,
y sé que muy pegada a mí camina
por si en un fallo su aguijón me clava.
Dios sabe cuanto yo la respetaba
por más que la retara cosa fina,
y aunque de viaje me largara a China
en cualquier situación me acompañaba.
Porque consciente soy de estar de paso
al mundo que me venden no me aferro,
que loco debe estar cualquier profeta
al ver que nadie cuerdo le hace caso,
pues aunque ladre tanto como un perro
no le valdrá el infierno de receta.-
|