Soneto cautivo.-
La justicia del cielo
dice el papa, descansa en sus bastones
sin que le asusten mucho los follones
que puede que al final le cubran de consuelo.
Porque los pies , nos dice, ya los tiene en el suelo
sujetos con dos pares de horcones
para tener a raya a los bribones
que le tomen e pelo.
Pues a solas el mando justifica,
burlando a su manera la frágil democracia
que atada a quien remueve la riqueza
en contra poco puede hacer quien le critica,
más que sufrir callado su desgracia
añorando tal vez su pasada grandeza.
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