CUANTAS VECES...
Cuntas veces morimos sin saberlo
siendo presa de tantos espejismos,
como desaprobando los abismos
que la vida no fuera de estraperlo.
Y a veces sin comerlo ni beberlo
nos atraen los crueles salvajismos,
como si de un certamen de sadismos
tratramos de ver para creerlo.
Pero an es difcil admitir
que somos tan humanos y geniales
al traspasar los quicios de la gloria,
que merecer un justo devenir
entre las atenciones celestiales
merecer no merece ms victoria.
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