SONETO.-
Quizás la gula a trabajar me obliga,
aunque ya mi cerebro se revela
al seguir los consejos de mi abuela,
de quien el hambre nunca fue su amiga.
Será que si me palpo la barriga
el pensamiento por las nubes vuela,
hasta poder borrar cualquier secuela
que aliviar hoy lograse mi fatiga.
Ojalá que mis pasos no lamente
porque sin pausa busquen la fortuna
oculta, quien lo sabe, en los barrancos,
a saber si de forma coherente,
o si al andar soñando con la luna
se me habrán de cerrar todos los flancos.-
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