Patria mía, tan hermosa y bendecida
defendida por Hidalgo y por Morelos
floreciente como el día
tan lozana y pajarera
y tan rica en tus vergeles
temblorosa como fiebre
con colores de sandía.
Con ensayos breves, vocingleros
en tus pueblos y motines
y en tu tierra los sabores
de mercados y potreros
y del campo muchas mieles,
los ropajes de tus hijos, tan dolientes
son azules como el cielo
y el breviario de tus fiestas
baila el son de los vaivenes.
Tu presencia es tenaz y soberana
postergada en tus fronteras
como olvido y desconsuelo.
Brillas, en la sangre de tus hijos
y regalas de tu herencia la finura
cuando bailan tus mujeres
con suspiro y sentimiento
en las horas de la fiesta y del requiebro.
Son tus días el aliento de tus panes
con paisajes asombrosos
el café de las mañanas
y el diorama de tus cielos inmortales.
Patria mía, te bebo
en la loca soledad de tus bellezas
y jamás indiferente
en tus limpios manantiales
me baño de tristezas
cuando estallas perfumada
en tus ferias septembrinas
y cuando cantas libertades.
Y en el ámbar de tus cuevas
de áurea transparencia
se desmaya la riqueza de tu raza
y se mece prodigiosa la presencia
de la espuma de tus playas
y las olas liberadas
que me gustan por hermosas,
blanquecinas y sonoras,
como cumbres y atalayas.
Patria mía
en tus campos de gladiolas,
en tus frondas amarillas,
en las norias cristalinas,
en praderas y pantanos,
en abrazos que nos
damos en las fiestas de diciembre
y en la sombra de tus cuitas
te regalas para siempre.
Eres bella Patria mía,
como novia enamorada,
eres niebla, eres luces,
eres mares y en mis tiempos
de nostalgias
eres réquiem y alborada.
II
Patria mía, tan hermosa y bendecida
floreciente como el día
eres lozana y pajarera en tus vergeles
temblorosa como fiebre
y llevas para siempre los colores de sandía.
Son tus breves ensayos vocingleros
y de tu pueblo los motines,
de tu tierra los sabores
en mercados y potreros
y del campo muchas mieles,
los andrajos de tus hijos tan dolientes
son azules como el cielo
y el breviario de tus fiestas y vaivenes.
Tu presencia es tenaz y soberana
postergada en tus fronteras
como olvido y desconsuelo.
Brillas, como sangre y como Luna
y regalas de tu herencia la figura,
cuando bailan las mujeres,
son tus horas el aliento de tus panes,
tus paisajes asombrosos
el café de las mañanas
y el diorama de tus cielos inmortales.
Patria mía, te bebo
en la loca soledad de tu belleza
y jamás indiferente
en tus limpios manantiales
me baño de tristeza
cuando estallas perfumada
en tus ferias septembrinas,
cuando cantas libertades.
Y en el ámbar de tus cuevas
de áurea transparencia
se desmaya la riqueza de tu raza
y se mece prodigiosa la presencia
de la espuma de tus playas
y las olas liberadas
que me gustan por hermosas,
blanquecinas y sonoras,
como cumbres y atalayas
Patria mía
en tus campos de gladiolas,
en tus frondas amarillas,
en las norias cristalinas,
en praderas y pantanos,
en abrazos que nos
damos en las fiestas de diciembre
y en la sombra de tus cuitas
te regalas para siempre.
Eres bella Patria mía,
como novia enamorada,
eres niebla, eres luces,
eres mares y en mis tiempos
de nostalgias
eres réquiem y alborada.
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