Soneto Cautivo.-
Ante la indiferencia
todo mi pecho de pasión se abrasa,
tanto que ya sin ánimo fracasa
porque el verse ignorado le agota la paciencia.
Quizás aún se atreva y apele a su conciencia
al proponerse su postrera basa,
aunque pudiera bien sonarme a guasa
al menos de apariencia.
Mientras la procesión se lleve dentro
muy poco certifica lo que el cuerpo no expresa
por temor a que muestre sus prejuicios,
pues compromiso oculta siempre cualquier encuentro
donde el cariño demasiado pesa
pretendiendo evitar sin más los precipicios.
|