Soneto Cautivo.-
En casa del herrero,
a veces las cucharas son de palo
y no porque el sujeto sea malo,
sino porque le falta al buen hombre dinero.
Tanto que su mujer cuida del monedero
por si pendiente de cualquier regalo,
bien pudiera llevarse un varapalo
al ver su cuenta a cero.
Pues pudiera morirse de repente
en mitad de una crisis que sigue galopante
machacando sin límites al pobre,
hasta el punto que siendo bastante indiferente
a trancas y barrancas adelante
tira aunque por su tajo honorarios no cobre.
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