No importa que la suerte te rechace
en ese cuerpo que tu ser habita
el alma vence y nunca se marchita
en el segundo que a la vida nace.
Si el amor te hiere y en ti gravita
la ortiga del dolor, también renace
sublime el tiempo... pues tu tiempo hace
surgir la gota que tu amor incita.
Qué dulce es el dolor, es misterioso,
espasmo cruel del mundo silencioso
cuando arde como afrenta presentida.
Negra noche morirse sin pasado
ser y no ser...y estar tal vez cansado
de navegar la línea de la vida.
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