Soneto.-
Y de nuevo llegó la primavera
a revestir los prados de colores
y refrescar el gusto de sabores
cada vez que pasemos a su vera.
Y como dicen que la sangre altera
destacando la flor sus esplendores,
también se vuelven locos los amores
al complicarnos más la vida entera.
Y qué mejor que el mundo de una vez
liquidara las guerras hoy de cuajo,
dándole al cuerpo y también al alma
el pundonor de disfrutar pardiez,
porque importar le importe ya un carajo
el continuar viviendo en paz y en calma.
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