AUNQUE TAMPOCO YO SERÍA EL MISMO
Aunque tampoco yo sería el mismo
entonces, funcionaba de otro modo,
encontrando quizás el acomodo
en el más esperpéntico egoísmo.
Quizás echando manos del autismo,
o de la indiferencia, casi todo
lo podría encajar codo con codo,
sin tener que mostrar mayor cinismo.
Fácil que los instintos no controle
sin que caer consiga yo en la cuenta
una vez se despisten las neuronas,
pues basta que saciado ya enarbole
los beneficios, si interés me renta,
y borracho se sacien mis hormonas.
Luis Pérez.-
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