Canto a mi pueblo hermoso
de la feria de San Marcos
con mi voz hoy mañanera
y también a Guadalupe
que es su Virgen, la primera,
a sus campos… al sentimiento…
a la Plaza de San Roque
a sus rojizos tejados
a Santo Domingo también
a sus mujeres galanas
de las faldas volanderas…
al viento de las montañas
y a las vehemencias señeras.
Canto a los tiempos tranquilos
y a la Diana Cazadora
y a las rosas perfumadas,
a los nambimbos erguidos
por supuesto a los heridos
de aquellas guerras pasadas,
a las flores de los huertos
y a las pasiones discretas,
canto de noche y de día
en los refugios ardientes
de las horas supremas
y también de madrugadas.
Cantar es un salmo triunfal
de los tuxtlecos modernos
entonado con el alma,
en la “pochota” del río
es la voz que bien retoza
en mi viejo caserío
y es también festiva nota
entre cosas y teoremas,
es el polvo de los tiempos
y fragancia muy hermosa,
es locura de un dilema
y razón que siempre goza.
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