SONETO.-
No canto yo victoria a la primera
temiendo recibir palos mayores,
que escarmentado estoy de los horrores
que antaño producía tanta espera.
Y es que por amargar la vida entera
al cuerpo se le helaban los motores,
y carente de luz como de amores
sólo sacaba hiel de su chistera.
Será que siendo niño el horizonte
detrás de cada esquina se ocultaba
y el vivir resultaba un gran regalo,
porque detrás de cada esquina el monte
distintos horizontes yo buscaba
sin pensar en llevarme ningún palo.-
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