En aquellas noches frías de fantasmas y tinieblas
busco entre mis recuerdos un lugar de sol radiante,
tus manos como la espuma sobre mi frente marchita
borrando con sus caricias mi dolor y mis tristezas.
Quisiera que siempre seas esa estrella que me guíe,
que los reflejos del cielo brillen en tus pupilas
transformando mi nostalgia en florida primavera,
encontrar en tu mirada la fe y la ilusión perdida.
Pero nubes invernales pintan de gris mis anhelos
si somos dos corazones llorando su desventura,
separados por caminos con destinos diferentes
y entre nosotros un muro, que se llama lejanía.
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