SONETO.-
No quiero, amor, oír las discrepancias,
de tu boca el pecado que cometo,
pues a decir verdad me comprometo
siempre que se respeten las distancias.
Quien sabe si según las circunstancias
de los marrones cuido mi esqueleto,
y en mi guarida a solas yo me meto
que miedo dan las experiencias rancias.
Y es que los desacuerdos poco cuentan
si lo que se valora es el cariño
que entre amantes pudiera perdurar,
de forma que los flecos se solventan
y a los hechos, amor, siempre me ciño
si de veras se quieren superar.-
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