Soneto.-
Como soy lo que pienso, fácil vivo
queriendo parecer muy coherente,
pero si algo me hiere de repente
tan pronto puedo del tirón lo esquivo.
Porque no quiero ser jamás el chivo
expiatorio que rompa más su frente,
acusado de ruin e inconsecuente
en tono que parezca un tío vivo.
Así fue que el amor que me enseñaron,
obligado a besar igual sin ganas,
hizo que me doliera la barriga,
porque la voluntad me la mataron
dejando mis neuronas casi planas
al límite quizás de la fatiga.-
|