Sabía con certeza
que los sueños no perecen,
que se esconden
en un lugar del tiempo,
en un rincón del ruido...
María, conocía el secreto,
y lo guardaba entre silencios
y nunca dijo nada.
En la la estela del ser,
en el Olimpo de los dioses,
donde reina el olvido,
María se pasea
como queriendo
inventar el amor
con formas nuevas...
Y es que María
no es un nombre.
ni siquiera la mujer
que tu deseas,
María es la luz de las estrellas,
es tierra y fuego,
ternura y esperanza.
Por eso yo la siento
la sueño, le abro mis brazos,
mi mundo y todo lo que soy.
Sin ella mi casa está vacía,
sin aire, también sin alegría.
Ayer llegó una carta,
en un sobre blanco,
lleno de silencios,
con textura de plata y lino,
pero no era de María.
Yo seguiré soñando
a toda prueba,
caminando con fe
sobre la ausencia,
sabiendo de antemano,
que aquellas lágrimas,
que aquellas lágrimas
que tanto pesan,
volverán a su lugar de origen,
como los rios,
como los manantiales,
como los secretos,
como los besos...
María yo te pienso,
yo te espero
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