SONETO.-
De la fe procesal y leguleya
no me fío ni un pelo a día de hoy,
será que desconfiado mucho soy
y de los jueces huyo cual centella.
Tanto es así que ante cualquier querella
al primer desacuerdo yo me voy,
porque para los pillos nunca estoy
si veo la intención de hacerme mella.
Pues una vez perdida la esperanza
ningún desamparado lo valora
porque nunca lo cree conveniente,
tanto que víctima de la venganza
no ve razón para medrar ahora
y menos se le pasa por la mente.
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