SONETO.-
Quizás nadie se atreva a protestar,
porque de alguna forma considera
que algún día sobrada su cartera,
a todo trapo la podrá gastar.
¿Pues para qué se iría a molestar
si el capo le regala una pulsera,
que lleva bien grabada una bandera
de la que nunca habrá de renegar?
El pulso permanece siempre en alto
porque en política jamás se sabe
cuando el demonio salte del infierno,
si por suerte cayera en el asfalto
harás bien aprendiéndote la clave
que a salvo te mantenga del gobierno.
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