Francesco
El pasillo del vagón número 4, quedó impregnado de su amplia y cálida sonrisa.
Las escalinatas lamentaban ya, sus ausentes pisadas.
Con la tranquilidad y sabiduría de quién sigue su camino, deja su equipaje en un banco de la estación, pausadamente se coloca su cinturón cartera verde, que alcanzaba hasta media pierna dcha, luego su gorra que le protegía del frío, y que a su vez parecía esconder un poco su transparente mirada de gran observador de la vida. Con la misma tranquilidad se pone su parca verde, y con toda la elegancia del ser sencillo y sabio, se alejó por el andén, luciendo su larga barba y el pelo ondulado recogido en una coleta, se adentró en la estación de Ponferrada, a vivir el día de hoy.
Creo que recordaré por tiempo, su sentir más profundo hacia sus padres, y el gran pesar por su amigo enfermo.
(para Mario,
11/9/2019)
viaje de Santiago a Ponferrada
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