A mi Chata la conozco
desde niña en la casa de mi abuela
y jugaba a las muñecas
con mi hermana, la pequeña,
hoy me ha dado cuatro hijos
con su vientre tan florido
y es conmigo linda abuela
de ocho nietos tan risueños como ella.
Me regaña porque olvido
apagar la luz del baño
y me pone en mi almohada
el perfume de sus manos,
en las tardes nos sentamos
a rumiar aquellas cosas
que vivimos en los años
de las glorias del pasado.
Es mi Chata una ofrenda
el regalo de mi vida…
compañera de mis noche
musicales y preciosas.
Es mi esposa en las tardes del rosario
una luz que me acompaña
con su rezo tan prudente
como voz de campanario.
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