Con humildad transitar por la vida
sin vanaglorias, ni prepotencias.
Ser humildes para aceptar
los retos y las contiendas
en las que habrás de luchar.
El humilde trabaja con ilusión,
amor y gratitud.
El prepotente no comparte esa misión,
es altivo y orgulloso, denigra, ofende,
sin ninguna compasión.
El poder lo enajena y corrompe
y no tiene salvación.
La humildad es una virtud
que se debe cultivar
es el pasaporte
para vivir con respeto y dignidad.
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