Estoy por ti perdido
en esta senda en llamas
repasando tal vez tu vida hermosa
y luego así despierto
vivo hoy la presencia de tu ofrenda
con mi alma sediciosa
y caminando por la senda clara.
Que sea tu voz hermosa
el signo adolorido
como algarada de tus lindos años
con tiempos transparentes
de aquellos desengaños
y ser así tu amante…
en la floresta inútil de mis años,
tú, mi novicia azul…
de todos los olvidos.
Ayer y siempre juntos
la limpia estirpe de tus tiempos mozos,
felices y sin galas
en tu pasado airoso y siempre limpio
altivo y sin cardos
caerán los años como aquellos gozos
de nuestros viejos ritos,
algunos dulces y tal vez benditos.
Y nunca como antes
con el placer de la leyenda airosa
cultivaré tus fuentes
a veces cultas y tal vez hermosas
del signo de tus horas
de momentos suaves
y tus sendas por siempre tan preciosas
que siembran tus pasiones
tan finas de tus cosas.
El tiempo nunca tarda
ni descompone en marzo los desaires
de nuestro eterno
y es la oración sublime y caprichosa
de aquellos los pesares
profundos como el toque del silencio
lejanos como altas aves
y tan ciertos como el hondo de los mares.
Tu estirpe se resguarda siempre airosa
de golpes y ardorosos avatares
y de ciertos genuinos labradores
que esculpen las fragancias
y del fuego sutil de las montañas
y que nublan por siempre las distancias
y quedan las cenizas
flotando en los aires
y anuncian del suplicio ciertas prisas
en el último decir
de tus adioses y galanas risas.
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