DIOME DIOS SOMBRERO
Diome Dios el sombrero sin cabeza
quizás porque por falta de elegancia,
a menudo me puede la pereza
desde mi más humilde y tierna infancia.
Quien sabe si según la circunstancia
decido lo que menos me conviene,
cuando por falta igual de relevancia
pasándolas canutas hoy me tiene.
Yo no sé que resorte me sostiene
para seguir con tino hacia delante,
sin que ninguna aspiración me llene
a pesar de mi irónico talante.
Será que harto de no ver ya nada
bajo tierra he metido ya la espada.
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