Soneto Cautivo.-
Jamás he dispensado
a mis hermanos sin razón, consuelo,
quizás porque mirando limpio el cielo
tampoco creo yo, fuera de buen agrado.
Pues apenas me siento sobre el maltrecho prado
muy rápido aparece el desconsuelo,
hasta dejarme calvo y ya sin pelo
triste y muy mal parado.
Suele ocurrir con la familia impuesta
que conlleva a menudo muchas obligaciones
para el coco llenar de compromisos,
tanto que no recuerdo jamás una respuesta
que no admitiese cándidas razones
por Dios ante las cuales no fuéramos sumisos.-
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