SONETO.-
En esta casa mando yo, decía
mi padre, cinturón de cuero en mano,
y fuerte se mostraba y tan ufano
que tan sólo una vez lo repetía.
Pues yendo tan sobrado de energía,
desde que aparecía por el llano
silbidos ya me daba campechano
como a ser servicial me enseñaría.
Olvidarlo no logro, desde luego
que mucha tela tiene este meollo
que a perder me conduce la paciencia
al no poder meter a viaje el ego,
si acaso lamentar que yendo al hoyo
se alaban los recuerdos de la infancia.-
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