SONETO
Cuando el instinto salta poderoso
razón no existe nunca que lo frene,
ni argumento veraz que lo serene
que cauto lo mantenga en su reposo.
Quizás de mis ideas soy celoso
y no hay cosa que más me envenene,
que me atraque el que menos honra tiene
cuanto más huye de su propio acoso.
Pues cuando el hurto se convierte en vicio
justos hoy pagarán por pecadores
sin que ningún poder ponga reparo,
porque siendo cualquier hecho ficticio
hoy se mueve el ladrón de mil amores
al delinquir con el mayor descaro.
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