SONETO BLANCO
Siempre empeñado en esconder afectos
mal está que me oculte yo del mundo,
cuando los hombres casi nunca lloran
que fuertes son si nada les afecta.
Porque igual los dolores y las lágrimas
ante el pueblo nos muestra siempre débiles,
ante una sociedad que no permite
fácil supervivir a los inútiles.
Tanto que quienes pagan la factura
hoy día al desamparo del derroche
son los que menos tienen todavía,
porque siendo el sistema tan atroz
por interés no puede dar avío
ciñéndose a los cánones actuales.
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