| 
 SONETO 
 
 
Prepotentes resultan los profetas 
dándole a la palabra un don divino, 
por no pensar que bien hartos de vino 
al ignorante venden sus recetas. 
 
Y menos mal que al club de los poetas 
los embustes importan un comino, 
quizás porque al estar ya de camino 
sentido no tendrán sus metralletas. 
 
Aunque al fin las mentiras con rebote 
de regreso las traiga la borrasca 
sacando a relucir algún chanchullo, 
 
tanto que si debajo del cogote 
algún que otro fanático se atasca 
debería pagarlo yendo al trullo. 
	 |