SONETO
Al santo tristemente recurrimos
cuando se nos aprietan las clavijas,
que si clavadas hoy se quedan fijas
del todo a lo mejor nos deprimimos.
Será que si en apuros ya nos vimos
buscamos comprensión por las rendijas,
comprándole unas cuantas baratijas
si es que acaso en el alma lo sentimos.
Por eso igual la fe de carbonero
conserva los sepulcros blanqueados
en cualquier religión que se practique,
si es que todo se arregla con dinero
con criterios igual manipulados
por más que la leyenda nos salpique.
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