Si cita para el hoyo nos concede
sin consultar con nadie el poderoso,
resultar bien pudiera sospechoso
que con el virus al final se enrede.
Y tanto que pensar muy mal se puede
de quien a diario sin pudor protesta,
porque andar se propone an de fiesta
mientras los sanitarios el pellejo
arriesgan, cuando algn que otro pendejo
cumplir con los preceptos lo detesta.
Hoy dejar de tener tanta indulgencia
parece amigo mo ya improbable,
cuando es que si ni Dios nos echa un cable
perder si pierde toda referencia.
Quien sabe si los necios a conciencia
a balazos imponen sus razones,
invirtiendo en pistolas sus millones
donde quiera que huelan beneficios
si por garantizarse sus servicios
con pasta se rodean de matones.
|