SONETO
Pudiera ser que todo buen ladrón
su propia donosura se dispense,
y mientras cuenta su dinero piense
que jamás le abandone la razón.
Que si le pide al redentor perdón,
previendo que la cuerda no se tense,
la gracia del copón se le dispense
como la más tramposa condición.
Vive Dios que un aplauso le prodigue
quien de sus cuitas pueda ser devoto
en un país corrupto por desgracia,
donde aún al que piense se persigue
más que a quien orgulloso de su coto
pone en manipular toda su audacia.
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